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Llénales la cabeza de DAR

Puede sonar muy común, lo hemos escuchado en voz de nuestras abuelas y en infinidad de conversaciones y reuniones: “Nadie te enseña a ser padre y madre”. Pero, sí puedes aprender y mejorar un poco en la ardua, pero gratificante carrera de la crianza de las y los hijos. Al final de cuentas la tarea de dejar en este hermoso planeta a un ser humano, debe implicar la responsabilidad de aportar un ciudadano y ciudadana “integral”: feliz, con empatía y compromiso.


No hay fórmulas mágicas para ser un padre o madre perfecta, de hecho, creemos que no deben serlo. La imperfección es la mejor manera de aprender y mejorar, lo que si es recomendable es ser consciente y flexible de las areas de oportunidad que se presentan en el camino. Antes que nada debemos ser razonables y amables con nosotros mismos, comprender que la labor de la paternidad es una satisfacción, no una carga. Si podemos visualizarlo de esta manera, todo será más sencillo.





La coincidencia general es que todas y todos queremos lo mejor para nuestras hijas e hijos, sin embargo, nuestra educación, cultura, experiencia, carácter y las demás condiciones que nos definen como persona influyen en lo que consideramos como “bueno” y “malo”, y con base en ello, intentaremos transmitir nuestra creencia a las y los niños.


Las y los hijos en edades tempranas son como una maravillosa computadora nueva, la cual trae (desde fábrica) capacidad y potencial bien definido, a la que los padres y madres comenzarán a “llenar” de información: palabras, datos, imágenes, fórmulas, comportamientos. Pronto, incluso forzarán y pedirán ampliar su capacidad…


Creemos que podemos empezar filtrando un poco la información que durante los primeros años de vida “meteremos” a la cabeza de las y los niños, a final de cuentas, de esta primera carga de datos dependerá mucho su formación y conducta futura. Pensamos que “llenarles la cabeza de DAR”, puede ser una opción.


Desapego. Enseñar desapego, promueve un crecimiento integral, independiente y humano. Fomenta que las y los niños crezcan libres de temores y de miedo a las pérdidas materiales. Después de todo, ¿a qué le tememos más los adultos? A perder lo material. Hemos crecido aprendiendo a cuidar y mantener las posesiones, incluso debemos protegerlas por encima de nuestra vida o dignidad, porque mientras más valiosas y en mayor cantidad, mejor.


El Desapego no implica irresponsabilidad, pues debe entenderse que las y los niños pueden crecer con lazos y fortalezas afectivas, pero con personalidades propias y auténticas. Con raíces y gratitud de origen, pero con carácter para saber que ante las pérdidas, pueden sobreponerse, levantarse y empezar de nuevo con la confianza que les da el saber que son valiosas y valiosos por si mismos. Niños y niñas desapegados a lo material son mas felices porque no se preocupan tanto por tener juguetes, ropa o juegos, hacen menos berrinches, toleran más la frustración y sobre todo son más compartidos y empáticos a las causas de otros.

Alegría. Ningún niño o niña en el planeta debería sentir tristeza. La alegría puede traducirse de muchas maneras, quizá la más común sea una actitud positiva y entusiasta. Brindarle a las niñas y niños motivación por conseguir logros y metas por sencillos que estos sean, les brinda un rumbo, generarles experiencias divertidas, momentos inolvidables de compañía, cariño, juego y risas estimula todos sus sentidos y les genera recuerdos y un bagage de vida que les dará motivación en su futuro. Una niña o niño deprimido, es una grave señal de alerta.

Después de todo, darle alegría a las y los niños, es bien fácil.

Respeto. Un elemento básico del desarrollo de las y los niños, es fomentarles el amor y respeto por ellos mismos, por sus familias y por sus semejantes, y como personas tolerantes a las diferencias, capacidades, habilidades y ritmo de los demás. También el respeto y el aprecio a la naturaleza y al entorno que les rodea. Las y los niños que se respetan y aman por lo que son, física, intelectual y espiritualmente sin depender de la aprobación de los demás, se convierten en adolescentes con identidad definida, íntegros, solidarios, fuertes y con criterio propio, será más dificil que sucumban ante vicios o malas compañías.


Llenarlos de DAR puede ser un buen comienzo, por supuesto existen muchos otros valores, conductas y hábitos que a modo de información puede ser “metida” en las pequeñas cabecitas, sin embargo, si los padres y madres no transmiten la información de forma congruente con su ejemplo y modo de ser, de nada servirá el discurso. Seamos coherentes con lo que deseamos para nuestras hijas e hijos. No busquemos que sean perfectos, logremos que sean felices, lo demás vendrá solo.

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